¡Alerta en tu despensa! Dos ONG descubren mercurio en estas latas de atún en conserva… ¿estará la tuya entre ellas?

¿Te has preguntado cuán seguro es realmente el atún enlatado que consumes? Recientes inmersiones en investigaciones han sacado a la luz datos inquietantes sobre el mercurio en este alimento tan popular.

Un exhaustivo informe presentado por las organizaciones Bloom y Foodwatch ha revelado datos que podrían cambiar la forma en que vemos nuestro atún enlatado. Han descubierto elevados niveles de mercurio después de analizar 148 latas provenientes de diferentes países europeos, lo cual ha encendido las alarmas tanto en consumidores como en las autoridades.

Este estudio pone de manifiesto la urgencia de implementar acciones para mitigar este problema que afecta la salud pública. Las ONG están pidiendo a las cadenas distribuidoras y a los organismos reguladores que revisen y reduzcan los estándares actuales de mercurio permitidos en productos de consumo.

Contaminación por mercurio en el atún: un problema de salud pública

El estudio demostró que todos los envases de atún analizados tenían mercurio. En varios casos, los niveles estaban por encima de lo permitido por la normativa europea, llegando a ser hasta cuatro veces más altos. Este elemento es conocido por su alta toxicidad, y representa un riesgo importante para la salud humana.

Uno de los puntos críticos que las organizaciones han resaltado es que los límites actuales del mercurio no se establecieron teniendo en cuenta el daño potencial que puede causar a la salud. Esta incongruencia ha sido subrayada por diversas críticas porque el mercurio es un potente agente neurotóxico, con capacidad de influir en el desarrollo del cerebro en niños y en el funcionamiento cerebral de los adultos.

Medidas propuestas para reducir la exposición al mercurio

El informe también reveló variaciones en las cantidades de mercurio entre las distintas marcas de atún. Una lata de la marca francesa Petit Navire, por ejemplo, tenía hasta 3,9 mg de mercurio por kg de atún, y otras marcas como Carrefour y As do Mar también mostraron cifras elevadas.

Ante esta evidencia, las ONG están apelando a la Comisión Europea a que ajusten los límites de mercurio para que sean más estrictos, parecidos a los que aplican a otras especies de pescado. Además, han iniciado una campaña para que los distribuidores realicen controles más exhaustivos y proporcionen una información más clara a los consumidores sobre los posibles riesgos.

Por su parte, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo ha lanzado recomendaciones para reducir el consumo de ciertos tipos de pescado, especialmente en mujeres embarazadas, y sugiere diversificar las especies que se consumen para mejorar la seguridad alimentaria y proteger la salud pública.

“Somos lo que comemos”, afirmaba el filósofo alemán Ludwig Feuerbach, resaltando la importancia de la alimentación en nuestra vida y salud. Este principio cobra una dimensión alarmante ante el reciente informe de las ONG Bloom y Foodwatch, que revela una contaminación generalizada por mercurio en el atún enlatado comercializado en Europa. Un hallazgo que no solo cuestiona la seguridad de nuestros alimentos sino que expone las lagunas en las regulaciones actuales.

La presencia de mercurio, un neurotóxico peligroso, en todas las latas analizadas, y en concentraciones que en algunos casos cuadruplican los límites permitidos, es una llamada de atención urgente para revisar y ajustar dichos límites. No se trata solo de proteger la comercialización del atún, sino de salvaguardar la salud pública, especialmente la de los más vulnerables como niños y mujeres embarazadas.

Este estudio subraya la necesidad de una acción inmediata por parte de las autoridades y los distribuidores, para garantizar que solo los productos seguros lleguen a los consumidores. Es hora de que la seguridad alimentaria se priorice sobre los intereses comerciales, y se proteja a la población de riesgos evitables. La alimentación es un derecho, pero también debe ser una garantía de salud.

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